Leche derramada

Él quería que yo pintara. Quería ver que floreciera la creatividad y creciera por las paredes, llenando los espacios en blanco que se prestaron como lienzos listos a mis trazos. 

El ambiente no me lo permitió. Las responsabilidades y el tedio no me lo permitieron. 

Otras veces quise leer, quise escribir, quise bordar y crear con hilos, cuentas, estambres y otros materiales. Eventualmente, me detenía, se iba marchitando el deseo o crecía la inseguridad.

Un día sentí el tiempo y el espacio míos. Le di color a los elementos que me pidieron intervención. Hoy palpita colores mi corazón y se inunda el ambiente. Hoy me permito florecer en variedades que yo misma no sabía que podía. 

Pero no es a causa del deseo de otros, es a conciencia de mi misma. De saberme y permitir que mi esencia atraviese muros, telas, ondule en el tiempo y alcance incluso a tocar la duda en la mente ajena. 

Esta vez no quiero bajar el fuego, quiero permitir que la leche borbotee. Si se derrama, quizá el recipiente es muy pequeño para contenerla. 

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