Luna

Tenemos aquí un triángulo amoroso que no nos deja ser plenamente felices.

Estamos tú, yo y ella. 

Ella es el objeto de tu admiración, inalcanzable y hermosa, te hace sentir pleno y enamorado.

Tú eres mi persona amada, aquel que tuve en un mundo caótico de parejas incompletas. 

Yo... ¿Quién soy yo para ustedes dos? 

Mientras tu la miras, no pueden tus ojos alcanzarme. Las miradas de deseo se extinguieron hace tiempo, porque un día algo cambió tus sentimientos y se rompió lo que había entre nosotros. 

Ella no está siempre. Y sabes que no puedes alcanzarla, pero te prefieres soñándola que teniéndome. 

Es celosa y posesiva; no te acepta pero no me deja tenerte. Cuando algo distrae tu atención, regresa altiva a recuperarla. 

Ella sabe lo que hubo entre nosotros. Yo sé lo que hay entre ustedes. Nos conocemos todos, aún sin quererlo.

Ella y yo tenemos un lazo simbiótico irrompible. No somos la misma pero tenemos el mismo origen. 

Hay noches de luna llena en las que no se puede voltear a otro lado que no sea al cielo, cuando te ciega su belleza. Pero en las noches de novilunio, cuando sientes su ausencia y el vacío cimbra tu mente, esas noches irremediablemente soy yo quien acompaña tus sueños. 

No podemos más que dividirnos este ridículo amor de tres. No podemos mas que aceptar esta felicidad mensual que nos ha sido conferida. A veces ella, a veces yo. 


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